Welcome to CANILAND.

Sí, ya sé que puede sonar ofensivo, polémico o incluso demasiado duro, pero me duele y me preocupa la cuestión en demasía. Todos vemos y padecemos en nuestras ciudades, en un mayor porcentaje si vivimos en territorios más deprimidos como Andalucía, hordas de jóvenes errantes por las calles, sin ocupación ni preocupación. Como educador observar como desde un número bastante corto de promociones de chavales hacia atrás aparece la antítesis de la juventud, comprendida en nuestros cánones; así se torna todo o casi todo en una especie de universo paralelo y diametralmente opuesto a lo que se esperaba de un adolescente hace escasamente diez años. Lo podemos experimentar claramente en el ámbito escolar: si antes eran los menos los que no rendían y fracasaban, desgraciadamente, ahora la situación se dispara alarmantemente hacia cotas de fracaso escolar muy graves, pasando en muchos casos del 50%. Esta escuela, o mejor dicho, el sistema académico propuesto por la LOGSE y sus impulsores políticos, han creado una juventud inculta, sin principios, sin valores, sin inquietudes, y lo más nefasto, probablemente sin futuro. Es por esto que los vemos vagabundear, siempre en la calle, con la única ilusión de ser un arquetipo CANI: su moto, su gorrita, sus porritos y nada más. Sí, señores; hemos creado una panda de inútiles que se verán abocados al fracaso en la vida, que no podrán aspirar a nada y que tendrán vedadas las puertas de algo más que el borreguismo. Pero claro, es lo que esta sociedad demanda. Mano de obra, no barata, sino esclava, una masa sin cerebro ni raciocinio, que no se plantée si el sistema está bien o es justo, que solo piense en consumir y comprar: en definitiva un zombie. Solo aquellos, hoy pocos, que reciben en sus casas una educación coherente, estimulante y retadora son los que dominaran a estas legiones de encefalogramas planos. Ciertamente es para preocuparse muy mucho si éstos van a ser los que tengan que llevar las riendas de nuestro mundo. Aporten su visión del problema.