Ya en la Alfalfa, hicimos la ruta de las copas por el Cabo Loco y demás establecimientos hasta llegar a penetrar en uno de los lugares prohibidos de la noche hispalense: Catedral. Lo conseguimos. Una vez pagado el sablazo de doce sestercios por entrar en tan misterioso lugar, pudimos comprobar por qué Catedral es un sitio de culto en la ciudad: todo muy fashion, incluidas las niñas, buena música chill out, guiris y buenas copas caras. Pero algo hacia presagiar que no todo iba a salir de maravilla...
Ya en la Alfalfa, hicimos la ruta de las copas por el Cabo Loco y demás establecimientos hasta llegar a penetrar en uno de los lugares prohibidos de la noche hispalense: Catedral. Lo conseguimos. Una vez pagado el sablazo de doce sestercios por entrar en tan misterioso lugar, pudimos comprobar por qué Catedral es un sitio de culto en la ciudad: todo muy fashion, incluidas las niñas, buena música chill out, guiris y buenas copas caras. Pero algo hacia presagiar que no todo iba a salir de maravilla...
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