Sí, señores. Era cordialidad y felicidad lo que se respiraba en esta reunión de insignes dignatarios andaluces: no es la política óbice para los más gratos placeres, como podrían corroborar nuestros añorados amigos Felipe y Aznar. Pero todos fuimos conscientes de que algo se tramaba en el fondo Sur; los integrántes de la Legación Malacitana maquinaban algo, no cabía la menor duda. Observen esa mueca risueña que marca el Presidente de aquella embajada y como el Coronel Gutiérrez, Gobernador de la Marca Jiennense, desaprueba tal conducta.
Sí, señores. Era cordialidad y felicidad lo que se respiraba en esta reunión de insignes dignatarios andaluces: no es la política óbice para los más gratos placeres, como podrían corroborar nuestros añorados amigos Felipe y Aznar. Pero todos fuimos conscientes de que algo se tramaba en el fondo Sur; los integrántes de la Legación Malacitana maquinaban algo, no cabía la menor duda. Observen esa mueca risueña que marca el Presidente de aquella embajada y como el Coronel Gutiérrez, Gobernador de la Marca Jiennense, desaprueba tal conducta.
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