No podía ser de otra manera. El ataque de los Caballeros del Zodiaco se hizo patente y esta vez fueron inmisericordes. Solo la fortuna y el amparo y fe en Gambrinus nos hizo sobrevivir a esta esperiencia trágica de la vida. Pero fue gracias a este cruel y bregado enfrentamiento, que pudimos conseguir, al fin, la idenditad de tales seres maléficos; ya conocen al individuo de la izquierda (curiosamente siempre en esta posición), Senseia, junto a él y en clara pose intimidatoria vean a Powder, el niño eléctrico, y cerrando tan horrendo cuadro, el temible padre Damián J. Carras. No miren la imagen o tendrán hipnóticas pesadillas vespertinas.
No podía ser de otra manera. El ataque de los Caballeros del Zodiaco se hizo patente y esta vez fueron inmisericordes. Solo la fortuna y el amparo y fe en Gambrinus nos hizo sobrevivir a esta esperiencia trágica de la vida. Pero fue gracias a este cruel y bregado enfrentamiento, que pudimos conseguir, al fin, la idenditad de tales seres maléficos; ya conocen al individuo de la izquierda (curiosamente siempre en esta posición), Senseia, junto a él y en clara pose intimidatoria vean a Powder, el niño eléctrico, y cerrando tan horrendo cuadro, el temible padre Damián J. Carras. No miren la imagen o tendrán hipnóticas pesadillas vespertinas.
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