Tenía el Sevilla esta tarde una reválida ineludible consigo mismo y al final consiguió aprobar tan difícil examen. Digo que consiguió aprobar al final, porque, todo sea dicho, si no sacó un sobresaliente fue porque no quiso. Tarde buena para el fútbol en la que se perfilaba un bonito partido; un Español que aspira alto con su buen momento de juego y un Sevilla hambriento de congraciarse con su parroquia después de sendas catástrofes ante Mallorca y Numancia.
Se veia un fútbol fluido de gran apetura, mucho toque y alguna que otra filigrana, a pesar que el Español salía decidido a dominar la zona ancha de un terreno de juego en pésimas, por no decir vergonzantes, condiciones. Llegó el gol que todos esperábamos en otra jugada tonta, en la que el irregular, pero en ocasiones genial, guardameta Kameni se hizo un lio con el balón beneficiando el rebote a la Bestia que a puerta vacía enfilaba la victoria local.
Y empezó la cacería en la que el Español no gastó ni un cartucho, y el Sevilla parece que los compra de fogeo; cuántas ocasiones desperdiciadas. Ahora que la escuadra hispalense comenzaba a hilvanar grandes jugadas de bella factura, le faltaba desmesuradamente un transformador, un artillero que las metiera: que pena que el aureo Davor Suker, hoy presente en el campo, no saltara al cesped para enchufar alguna...
Al final los tres puntos en casa, aún fallando Baptista un penalti, y otra vez a coger confianza en lo alto de la tabla. Por cierto, remarcar la enorme mejoría de las bandas; tanto Jesulí como Sales empiezan a rendir y, eso señores, se nota y mucho.
Se veia un fútbol fluido de gran apetura, mucho toque y alguna que otra filigrana, a pesar que el Español salía decidido a dominar la zona ancha de un terreno de juego en pésimas, por no decir vergonzantes, condiciones. Llegó el gol que todos esperábamos en otra jugada tonta, en la que el irregular, pero en ocasiones genial, guardameta Kameni se hizo un lio con el balón beneficiando el rebote a la Bestia que a puerta vacía enfilaba la victoria local.
Y empezó la cacería en la que el Español no gastó ni un cartucho, y el Sevilla parece que los compra de fogeo; cuántas ocasiones desperdiciadas. Ahora que la escuadra hispalense comenzaba a hilvanar grandes jugadas de bella factura, le faltaba desmesuradamente un transformador, un artillero que las metiera: que pena que el aureo Davor Suker, hoy presente en el campo, no saltara al cesped para enchufar alguna...
Al final los tres puntos en casa, aún fallando Baptista un penalti, y otra vez a coger confianza en lo alto de la tabla. Por cierto, remarcar la enorme mejoría de las bandas; tanto Jesulí como Sales empiezan a rendir y, eso señores, se nota y mucho.
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