El Viernes, Laura (mi novia) y yo, nos dimos una vuelta por la zona de la Alameda. Queriamos cenar en La Ilustre Víctima, pero estaba atestado. Nos mudamos entonces a la Madraza, pero no había ni un solo sitio (¡ con lo bien que se come allí! ). Al final y de pasada, nos topamos con una pequeña taberna de estilo italiano, que no la típica de pasta-pizza-pasta: una tapas basadas en platos tradicionales de la comida italiana, regadas con caldos italos de origen. Muy bien la cena y aunque cansados, nos llegamos a tomarnos una copita al Habanilla. Como siempre la escolta de parroquianos, cuan escudos humanos, a las puertas del templo, y dentro ya, las mil y una cafeteras que a todos contemplan desde lo alto eran testigos de animadas conversaciones en varios idiomas. Un rato agradable al calor de un bar, que posiblemente sea uno de los lugares donde más calentito se está. ;)
El Viernes, Laura (mi novia) y yo, nos dimos una vuelta por la zona de la Alameda. Queriamos cenar en La Ilustre Víctima, pero estaba atestado. Nos mudamos entonces a la Madraza, pero no había ni un solo sitio (¡ con lo bien que se come allí! ). Al final y de pasada, nos topamos con una pequeña taberna de estilo italiano, que no la típica de pasta-pizza-pasta: una tapas basadas en platos tradicionales de la comida italiana, regadas con caldos italos de origen. Muy bien la cena y aunque cansados, nos llegamos a tomarnos una copita al Habanilla. Como siempre la escolta de parroquianos, cuan escudos humanos, a las puertas del templo, y dentro ya, las mil y una cafeteras que a todos contemplan desde lo alto eran testigos de animadas conversaciones en varios idiomas. Un rato agradable al calor de un bar, que posiblemente sea uno de los lugares donde más calentito se está. ;)
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