Acabo de llegar de un largo y duro día de trabajo. A mí, me encanta mi trabajo; como sabéis soy profesor y lo soy, realmente, por vocación. Así que si os soy sincero, no me cuesta mucho levantarme por la mañana porque voy con ilusión a mi trabajo: estar con los chavales y trabajar con ellos es una tarea difícil, dura, pero maravillosa. ¡Qué hay más bello que intentar guiar, abrir el mundo a aquellos que despiertan a él! Pero todo esto que me llena por dentro, está en total contradición con las imágenes, noticias, ideas o similares que de la Escuela del siglo XXI, que nuestra sociedad nos presenta. Cierto es que ésta, y no otra, es la única realidad que nos a tocado, afortunadamente, vivir y no me vale aquello de que todos los tiempos anterios y beatus ille y tal pascual... A mí lo que me vale, y uno de los grandes problemas (leyes de educación aparte) de la Escuela actual, es la falta de adecuación al presente de sus clientes directos: los alumnos. ¿Cómo pensáis que vamos a ser capaces de educar a unas personas del siglo XXI con primitivas técnicas y metodologías del siglo XIX? ¿Cuándo las instituciones y los educadores van a plantearse cambiar el chip? Hasta que todo esto no se afronte con seriedad, rigor y esperanza, la educación será un túnel ombrío en el cuál no se vislumbre luz alguna.
Acabo de llegar de un largo y duro día de trabajo. A mí, me encanta mi trabajo; como sabéis soy profesor y lo soy, realmente, por vocación. Así que si os soy sincero, no me cuesta mucho levantarme por la mañana porque voy con ilusión a mi trabajo: estar con los chavales y trabajar con ellos es una tarea difícil, dura, pero maravillosa. ¡Qué hay más bello que intentar guiar, abrir el mundo a aquellos que despiertan a él! Pero todo esto que me llena por dentro, está en total contradición con las imágenes, noticias, ideas o similares que de la Escuela del siglo XXI, que nuestra sociedad nos presenta. Cierto es que ésta, y no otra, es la única realidad que nos a tocado, afortunadamente, vivir y no me vale aquello de que todos los tiempos anterios y beatus ille y tal pascual... A mí lo que me vale, y uno de los grandes problemas (leyes de educación aparte) de la Escuela actual, es la falta de adecuación al presente de sus clientes directos: los alumnos. ¿Cómo pensáis que vamos a ser capaces de educar a unas personas del siglo XXI con primitivas técnicas y metodologías del siglo XIX? ¿Cuándo las instituciones y los educadores van a plantearse cambiar el chip? Hasta que todo esto no se afronte con seriedad, rigor y esperanza, la educación será un túnel ombrío en el cuál no se vislumbre luz alguna.
Comentarios