Esta mañana parecía que todo estaba tras un cristal ahumado; la luz era mortecina y cárdena. Algo había de extraño en todo esto. Joder, el ECLIPSE! Tras una semana entera machacándonos con el eclipse anular, tan extraordinario suceso que no se observaba por estos lares desde 1764, era inevitable que las gafasparaeclipses se agotaran y ya la gente estubiera hasta con tres o cuatro radiografías grapadas jugándose la vista para ver tal espectáculo.
Yo no tenía la chorrada de las gafas, pero lo que sí hice fue un par de fotos en las que se puede observar las evoluciones de la luna sobre el sol y parte de la corona conformada por la superposición de aquella sobre el astro.
En fin, divertido el asunto; pero si queréis disfrutar de un mejor eclipse, os recomiendo el de YNGWIE...
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