Ante todo, querida Esther, decirte que lo siento mucho y darte ánimos para que no caigas en el miedo o la desesperanza.
En segundo lugar me pienso mojar y declarar abiertamente lo que pienso de la situación actual, sus orígenes y sus posibles consecuencias a medio plazo. Arriesgado, pero interesante.
El mundo en el que vivimos hoy es un mundo cuya principal característica es la de un mundo "vulnerable"; esto es, que no hay nada intocable, necesario o incluso sacro. Esta vulnerabilidad de nuestra sociedad implica varias cuestiones consustanciales a su existencia:
a) Pérdida de modelos y valores tradicionales que no tienen sentido ante la realidad que la misma sociedad refleja.
b) Se diluyen los roles sociales, familiares y de género trastornando los pilares básicos que explicaban y ordenaban la sociedad: instauración del caos.
c) Desarrollo y potenciación del individualismo y egoismo en las relaciones sociales a todos los niveles.
d) Implantación del Hedonismo Instintivo: "yo me lo merezco todo y lo justo es lo que me da placer; el placer es la felicidad.
e) Consumismo Imparable: "vales por lo que tienes y lo tienes que tener ya".
Todas estas cuestiones implican un rechazo del orden, la disciplina y la concordia social; y esto se traduce, básicamente, en un individuo netamente insolidario, atrozmente egoista, y simplemente interesado en la consecución de sus instintos más primarios.
Mi visión de esta cruda realidad se basa en la observación de estas cuestiones en el mundo de la Educación; dónde se forman las personas del futuro. Pues bien, sin entrar a trapo con el degradado tema de la Educación en este país, sí puedo afirmar que hemos creado auténticos autómatas con dos básicas aspiraciones en este mundo: poseer bienes y buscar su placer inmediatamente.
En este escenario, valores como el esfuerzo, el respeto, la solidaridad, la paciencia y la disciplina dejan de tener sentido alguno, ya que dichos valores obstaculizan la consecución de las aspiraciones de semejantes individuos. Punto A.
Entonces, o cambiamos radicalmente la sociedad a partir de la Educación; o nos enfrentamos a una radicalización exhacerbada de las relaciones interpersonales y, por ende, de un endurecimiento forzado del Estado para frenar esta radicalización: recortes de libertades, dictaduras...
Punto B. El sistema político-social en el que vivimos es una auténtica falacia. Nuestro sistema no es una Democracia, aunque quieran seguir vendiendonos la burra. La Democracia, según Aristóteles, se basa en el turno de todos en el Poder: no se basa en el derecho del voto universal sino en que todos accedan al Poder rotando temporalmente. Nosotros vivimos en una auténtica Oligarquía. Son sólo unos pocos (oligoi) los que siempre gobiernan y sólo dentro de estos grupos se accede el Poder. Además la sóla postura de que quien ostenta el mando se postule para seguir gobernando, es un auténtico fraude tremendo al principio de igualdad política y democrática.
Oligarquía aparte, el sistema de estructuración de sociedad y Estado que, siguiendo a Platón, veo más viable y beneficioso es el de la Aristocracia. La Aristocracia se basa en que gobiernan los mejores (aristoi); pero los mejores objetiva y éticamente: no quien diga ser el mejor, sino quien realmente lo sea. Un Estado aritocrático pondría el Poder en manos de los más preparados para asumirlo: especialistas en Gobernar que buscan el bien común y tienen el conocimiento necesario para obrar en consecuencia; dando equilibrio a los diferentes estamentos y evitando la lucha política.
Sé que el post es bastante extenso y sé que muchos ni lo habréis leido, pero creo que puede servir de punto de partida para una reflexión más amplia, entre todos, de este vital tema.
En segundo lugar me pienso mojar y declarar abiertamente lo que pienso de la situación actual, sus orígenes y sus posibles consecuencias a medio plazo. Arriesgado, pero interesante.
El mundo en el que vivimos hoy es un mundo cuya principal característica es la de un mundo "vulnerable"; esto es, que no hay nada intocable, necesario o incluso sacro. Esta vulnerabilidad de nuestra sociedad implica varias cuestiones consustanciales a su existencia:
a) Pérdida de modelos y valores tradicionales que no tienen sentido ante la realidad que la misma sociedad refleja.
b) Se diluyen los roles sociales, familiares y de género trastornando los pilares básicos que explicaban y ordenaban la sociedad: instauración del caos.
c) Desarrollo y potenciación del individualismo y egoismo en las relaciones sociales a todos los niveles.
d) Implantación del Hedonismo Instintivo: "yo me lo merezco todo y lo justo es lo que me da placer; el placer es la felicidad.
e) Consumismo Imparable: "vales por lo que tienes y lo tienes que tener ya".
Todas estas cuestiones implican un rechazo del orden, la disciplina y la concordia social; y esto se traduce, básicamente, en un individuo netamente insolidario, atrozmente egoista, y simplemente interesado en la consecución de sus instintos más primarios.
Mi visión de esta cruda realidad se basa en la observación de estas cuestiones en el mundo de la Educación; dónde se forman las personas del futuro. Pues bien, sin entrar a trapo con el degradado tema de la Educación en este país, sí puedo afirmar que hemos creado auténticos autómatas con dos básicas aspiraciones en este mundo: poseer bienes y buscar su placer inmediatamente.
En este escenario, valores como el esfuerzo, el respeto, la solidaridad, la paciencia y la disciplina dejan de tener sentido alguno, ya que dichos valores obstaculizan la consecución de las aspiraciones de semejantes individuos. Punto A.
Entonces, o cambiamos radicalmente la sociedad a partir de la Educación; o nos enfrentamos a una radicalización exhacerbada de las relaciones interpersonales y, por ende, de un endurecimiento forzado del Estado para frenar esta radicalización: recortes de libertades, dictaduras...
Punto B. El sistema político-social en el que vivimos es una auténtica falacia. Nuestro sistema no es una Democracia, aunque quieran seguir vendiendonos la burra. La Democracia, según Aristóteles, se basa en el turno de todos en el Poder: no se basa en el derecho del voto universal sino en que todos accedan al Poder rotando temporalmente. Nosotros vivimos en una auténtica Oligarquía. Son sólo unos pocos (oligoi) los que siempre gobiernan y sólo dentro de estos grupos se accede el Poder. Además la sóla postura de que quien ostenta el mando se postule para seguir gobernando, es un auténtico fraude tremendo al principio de igualdad política y democrática.
Oligarquía aparte, el sistema de estructuración de sociedad y Estado que, siguiendo a Platón, veo más viable y beneficioso es el de la Aristocracia. La Aristocracia se basa en que gobiernan los mejores (aristoi); pero los mejores objetiva y éticamente: no quien diga ser el mejor, sino quien realmente lo sea. Un Estado aritocrático pondría el Poder en manos de los más preparados para asumirlo: especialistas en Gobernar que buscan el bien común y tienen el conocimiento necesario para obrar en consecuencia; dando equilibrio a los diferentes estamentos y evitando la lucha política.
Sé que el post es bastante extenso y sé que muchos ni lo habréis leido, pero creo que puede servir de punto de partida para una reflexión más amplia, entre todos, de este vital tema.
Comentarios
;)
Un besito!