Mira la hora que es, Antonio. Ahora ya no pueden cesar mis lágrimas. Mira Nervión, tu barrio: Sevilla entera, verde y roja, roja y verde, se ha echado a la calle para estar contigo y con los tuyos. Son miles, Antonio; decenas de miles con el corazón doliente chorreando por las pupilas...
Hoy has marcado tu mejor gol, amigo: un auténtico golazo. Esta noche, inmerso en el dolor y el llanto he presenciado algo tan hermoso que sólo tú has logrado conseguir: he visto muchísimas zamarras verdiblancas coreando tu nombre a las puertas del Pizjuán; he visto sus ojos hinchados por su tristeza y he oido sus voces rotas y llenas de dolor. Estaban contigo, Antonio. Estaban con nosotros. Estábamos unidos.
Ojalá tu fichaje inesperado e ineludible por el fútbol celestial sirva para unir lo que nunca debió estar desunido. Ojalá, Antonio, puedas ver una Sevilla unida: con su rojo y con su verde, y con su sana rivalidad en el terreno de juego... Pero que seamos lo que somos siempre: sólo sevillanos.
Qué golazo, Antonio! Mira la hora que es, Antonio. Aún no pueden cesar mis lágrimas. Mira Nervión, tu barrio: Sevilla entera, verde y roja, roja y verde, sigue afligida en la calle para estar contigo y con los tuyos. Son miles, Antonio; decenas de miles con el corazón doliente chorreando por las pupilas...
Comentarios
Un abrazo amigo.
Descanse En Paz