Algo que estoy harto de repetir y de pensar hasta la saciedad, pero que en un esquema historicista vendado por los mitos y las falacias repetidas, desde hace unos cuantos siglos, hasta la saciedad parece no terminar de iluminar con rayos de rigor y ciencia histórica.
A lo largo de los siglos, cualquiera que se acercase al "mito" de la conquista de Hispania y la caída fulminante del reino hispano-godo con mente abierta y puesta en los documentos y pruebas que la lógica y el tiempo nos legaban, terminaría por afirmar con cierta rotundidad que los acontecimientos no ocurrieron como se nos ha contado siempre, por los mismos.
Entre los eruditos e historiadores que profundizan en el tema, nos sorprende uno por su cercanía y por su valentía: Emilio González Ferrín, que es una de las eminencias del mundo árabe e islam de España, y, para mi fortuna, profesor de árabe de mi persona. D. Emilio nos sorprende con una obra fundamental, de calado y transcendencia: "HISTORIA GENERAL DE AL ANDALUS", os la recomiendo encarecidamente.
El autor explicó que el subtítulo de este volumen de seiscientas páginas, 'Europa entre Oriente y Occidente', se debe a que 'fue Europa la destinataria final de la cultura andalusí, y lo hizo a través de influjo continuado de intercambio de ideas.'
'En gran medida, fueron los judíos errantes que iban emigrando al centro de Europa los que llevaban a Al Andalus en sus alforjas, idea ésta que rompe con la distribución del tiempo medieval español en compartimentos estanco -judíos, cristianos y musulmanes-; en un tiempo cultural mayoritariamente árabe, todo habitante peninsular participaba de una misma altura civilizadora', señaló.
El profesor admitió que, en la larga estela de Américo Castro, su obra 'incide en la necesidad de no condenar al memoricidio ningún elemento cultural, bajo la rémora de manidas y supuestas tolerancias fuera de contexto.'
Olagüista en sus primeros enfoques -por la polémica obra de Ignacio Olagüe "La revolución islámica en Occidente"-, González Ferrín desdeña por igual invasiones y reconquistas para calificar a Al Andalus de componente cultural y no de tiempo superado.
González Ferrín advierte que 'para conocer qué implica Al Andalus en el mundo de las ideas y la cultura deben desestimarse rancias interpretaciones partidistas: ni hubo invasión sistemática en 711, ni los que entonces entraran en la Península Ibérica podían hablar árabe -el idioma no se estaría fijando hasta mucho después- ni podían llamarse a sí mismos musulmanes -ni siquiera habría ejemplares del Corán en Oriente hasta después.
Partiendo del citado cuestionamiento de Olagüe, si un intelectual cordobés como Eulogio se preguntaba en 822 quién era Mahoma, es porque algo no encaja en las fechas comúnmente admitidas.
E insistió en esta idea: "Al Andalus es una fase más de las innumerables orientalizaciones que pudo recibir Europa, en la senda de las mismas expansiones del cristianismo o el judaísmo, así como las muy anteriores greco-fenicias".
No exento de ironía el profesor se pregunta '¿Cuál es la causa del olvido de esta inestimable fuente cultural europea que fue Al Andalus, hasta verse reducida a ingrediente gastronómico o asidera política?'
Para contestarse que su disolución. Al traducirse todo el bagaje cultural árabe al latín y las lenguas europeas, al superar con creces Europa a la tecnología cultural oriental mediante la posterior revolución de la imprenta, y al considerarse que los judíos de Al Andalus no eran andalusíes, sino sefardíes repartidos por Europa, la esencia cultural andalusí se diluyó.
Cuando la lectura de un sabio como Averroes se prohibía en La Sorbona por revolucionaria en el siglo XIII, nadie sabía de él en el Oriente árabe, señal de hacia dónde fluía su producción intelectual: hacia el norte, añadió.
En definitiva, para González Ferrín, Al Andalus es una fuente cultural de Europa, en el ámbito de otras fértiles orientalizaciones occidentales como son la propia historia de Venecia, de Sicilia, o de Bizancio tras su caída en manos turcas -nunca árabes- en 1453.
A lo largo de los siglos, cualquiera que se acercase al "mito" de la conquista de Hispania y la caída fulminante del reino hispano-godo con mente abierta y puesta en los documentos y pruebas que la lógica y el tiempo nos legaban, terminaría por afirmar con cierta rotundidad que los acontecimientos no ocurrieron como se nos ha contado siempre, por los mismos.
Entre los eruditos e historiadores que profundizan en el tema, nos sorprende uno por su cercanía y por su valentía: Emilio González Ferrín, que es una de las eminencias del mundo árabe e islam de España, y, para mi fortuna, profesor de árabe de mi persona. D. Emilio nos sorprende con una obra fundamental, de calado y transcendencia: "HISTORIA GENERAL DE AL ANDALUS", os la recomiendo encarecidamente.
Para González Ferrín, el papel del cortesano, la querencia independentista de las ciudades, el ansia de saber antropocentrista de Al Andalus prefiguran esquemas muy parecidos a los de las ciudades-estado italianas de su tiempo.
El autor explicó que el subtítulo de este volumen de seiscientas páginas, 'Europa entre Oriente y Occidente', se debe a que 'fue Europa la destinataria final de la cultura andalusí, y lo hizo a través de influjo continuado de intercambio de ideas.'
'En gran medida, fueron los judíos errantes que iban emigrando al centro de Europa los que llevaban a Al Andalus en sus alforjas, idea ésta que rompe con la distribución del tiempo medieval español en compartimentos estanco -judíos, cristianos y musulmanes-; en un tiempo cultural mayoritariamente árabe, todo habitante peninsular participaba de una misma altura civilizadora', señaló.
El profesor admitió que, en la larga estela de Américo Castro, su obra 'incide en la necesidad de no condenar al memoricidio ningún elemento cultural, bajo la rémora de manidas y supuestas tolerancias fuera de contexto.'
Olagüista en sus primeros enfoques -por la polémica obra de Ignacio Olagüe "La revolución islámica en Occidente"-, González Ferrín desdeña por igual invasiones y reconquistas para calificar a Al Andalus de componente cultural y no de tiempo superado.
González Ferrín advierte que 'para conocer qué implica Al Andalus en el mundo de las ideas y la cultura deben desestimarse rancias interpretaciones partidistas: ni hubo invasión sistemática en 711, ni los que entonces entraran en la Península Ibérica podían hablar árabe -el idioma no se estaría fijando hasta mucho después- ni podían llamarse a sí mismos musulmanes -ni siquiera habría ejemplares del Corán en Oriente hasta después.
Partiendo del citado cuestionamiento de Olagüe, si un intelectual cordobés como Eulogio se preguntaba en 822 quién era Mahoma, es porque algo no encaja en las fechas comúnmente admitidas.
E insistió en esta idea: "Al Andalus es una fase más de las innumerables orientalizaciones que pudo recibir Europa, en la senda de las mismas expansiones del cristianismo o el judaísmo, así como las muy anteriores greco-fenicias".
No exento de ironía el profesor se pregunta '¿Cuál es la causa del olvido de esta inestimable fuente cultural europea que fue Al Andalus, hasta verse reducida a ingrediente gastronómico o asidera política?'
Para contestarse que su disolución. Al traducirse todo el bagaje cultural árabe al latín y las lenguas europeas, al superar con creces Europa a la tecnología cultural oriental mediante la posterior revolución de la imprenta, y al considerarse que los judíos de Al Andalus no eran andalusíes, sino sefardíes repartidos por Europa, la esencia cultural andalusí se diluyó.
Cuando la lectura de un sabio como Averroes se prohibía en La Sorbona por revolucionaria en el siglo XIII, nadie sabía de él en el Oriente árabe, señal de hacia dónde fluía su producción intelectual: hacia el norte, añadió.
En definitiva, para González Ferrín, Al Andalus es una fuente cultural de Europa, en el ámbito de otras fértiles orientalizaciones occidentales como son la propia historia de Venecia, de Sicilia, o de Bizancio tras su caída en manos turcas -nunca árabes- en 1453.
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