Lo que protagonizó el payaso de Samuel, el otro día en la Romareda, no puede más que calificarse como petardazo absoluto de este privilegiado de la vida.
Que aprenda de sus compañeros de color. Todos los días en todos los partidos de fútbol que se disputan en todo el mundo, los insultos, de toda índole, surcan el escenario de la contienda: desde las gradas, hasta el mismo césped. Y un profesional, sabe que eso forma parte de este tinglado por el que cobra una auténtica locura.
Qué pasará cuando un linier quiera dejar un partido porque le han mentado a su querida y pobre madre, o cuando un jugador sea increpado según su posible condición sexual...???
Además, cómo va a exigir nada un individuo que no tiene ninguna educación, que escupe a un compañero, que increpa y hostiga a toda una grada con sus provocaciones e insultos!
En fin, Samuel, ahora sí que te vas a hartar...
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