Vaya manera de reventar a aquellos que decían que el Bay Arena estaba muerto. Los Testament le han dado en la boca con la polla a todos aquellos que renegaban del Thrash contundente, técnico y de toda la vida, de ese Thrash que ellos mismo reinventaron con la maravilla de The Gathering. Un disco que no flojea en ninguna de sus costuras, 10 cañonazos, con una producción increible, fuerza y frescura, solos virtuosos y una base rítmica increible. Como me alegro que ellos y Slayer sigan ahí fieles a sus principios y a la legión de fieles que se resistieron a la muerte del Thrash de la costa oeste.
No me resigno, sigo amando el Thrash, mi estilo preferido. Ahora a esperar que despues de lo que ha hecho Slayer y lo que se ha marcado Testament, Metallica se rediman de sus 18 años de sequía y en un par de meses nos saquen algo para recordar.
THRASH OR DEAD.
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