En definitiva, da igual que seamos una realidad nacional, una nación, un país, una región o lo que se quiera. Lo que sí que está clarísimo es que somos una tierra COLONIZADA; y lo peor, colonizada por unos auténticos sinvergüenzas. Clama al cielo todo lo que en estos últimos siglos nos han hecho desde la meseta y la estepa hispana; cómo nos han desangrado, nos han destripado en un genocidio silenciado, nos han despojado de tierras, cultura, identidad, patrimonio e industria... Nos han convertido en unos flojos, en unos payasos, en unos parásitos: sin voz, ni voto, sin seriedad... Pero me remito al presente, al más sangrante y duro presente. La diferencia de rasero institucional, de criterio oficial y del Estado, nos indica una y otra vez, que no somos más que una tierra de pillaje a merced del opresor. Y ahora, me refiero a la Justicia Deportiva y sus Instituciones. Sólo nos cierran nuestros campos. El lamentable e hiriente espectáculo del Nou Camp: no ocurre nada de nada. El violento,